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10/1/17

Presentación del blog

Para dotar a mi diario de clase de la asignatura Sociedad, Familia y Educación de un carácter mucho más visual, y con la intención de poder relacionar el contenido teórico con elementos audiovisuales, he optado por volcar la información recogida en mis entradas en el siguiente blog.

El blog, titulado Sociedad, Familia y Educación: Diario de clase, presenta un total de 10 entradas, cuyo contenido ha sido ordenado siguiendo una disposición ligeramente distinta a la planteada en clase. Las entradas son las siguientes: 

2. La familia como agente educativo (1): la evolución de la familia
3. La familia como agente educativo (2): tipos de familia. 
4. La familia como agente educativo (3): estilos parentales. 
5. Emilio Calatayud, Juez de Menores. 
6. Claudio Naranjo y la educación transformadora. 
7. 'Salvados': De hijos a padres
8. La comunicación familiar. 
9. Mediación educativo-escolar y familiar. 
10. Dinámica de simulación y reflexión final. 

Se puede acceder a estas entradas clicando sobre este índice o desde el menú que aparece en el lateral derecho del blog, aunque en este último caso la ordenación de las entradas se realiza de forma inversa, desde la última hasta la primera.


Dinámica de simulación y reflexión final

En esta última entrada del blog, tan solo quiero reflejar algunas de mis impresiones sobre la última actividad de clase, dedicada a la dinámica de simulación, y sobre la asignatura en general. 

En cuanto a las simulaciones realizadas en clase sobre conflictos familiares y sus resoluciones, solo puedo expresar la admiración que me han causado todos mis compañeros. Todos han planteado en clase cuestiones muy complejas que hemos visto a lo largo de la asignatura (problemas de comunicación entre padres e hijos; modelos parentales autoritarios, indiferentes y democráticos; casos de violencia de género; problemas a los que se enfrentan determinados modelos de familia, como la homoparental; entre muchos otros). Estas cuestiones y otras han sido plasmadas de un modo original y creativo, sabiendo introducir diferentes puntos de vista y ofreciendos soluciones muy variadas para los conflictos que querían reflejar en sus interpretaciones. Creo que hemos aprendido con todos los casos tratados, sin por ello renunciar a una sesión divertida de clase. 

Respecto a la asignatura, me gustaría señalar que, si bien mis expectativas iniciales no eran muy altas, cada día de clase era una prueba de que me equivocaba. El conjunto de la asignatura me ha parecido interesantísimo y muy valioso para nuestra formación como docentes. Yo, que vengo de Filología Hispánica, una rama de estudio completamente distinta, he aprendido cosas que jamás fueron planteadas en mis clases. Sin duda, con lo que más he disfrutado ha sido con la posibilidada de trasladar a mi vida personal muchas de las cuestiones tratadas en clase, principalmente los modelos de familia y los tipos de comunicación familiar. Creo que en eso reside el gran valor de esta asignatura: no solo son 6 créditos más para configurar el plan de estudios del máster, sino que nos sirve para mejorar como personas en muchas facetas (como alumnos, como docentes, como hijos, como padres, etc.). 

Por tanto, y sin querer caer en la adulación, tan solo puedo dar las gracias a mis compañeros y a la profesora por todas las experiencias personales que han ido compartiendo en cada sesión, y con las que hemos aprendido cada uno de nosotros.


Mediación educativo-escolar y familiar

De acuerdo con Mediara, portal de la Junta de Andalucía dedicado a la mediación (aquí), la mediación se define como «es un proceso estructurado, en el que dos o más partes en un litigio intentan voluntariamente alcanzar por sí mismas un acuerdo  sobre la resolución de su litigio con la ayuda de una persona neutral y cualificada ajena al conflicto». Más rápida y económica que los pleitos judiciales ordinarios, la mediación supone, además, una forma creativa de resolver conflictos.

En todo conflicto existen dos interlocutores diferentes con sus propios intereses, de modo que la mediación solo tiene sentido si se parte de la posibilidad de cambio, es decir, si ante un conflicto existe el interés de acabar con él por parte de los afectados. Para poder llegar a un acuerdo, los costes para los interlocutores deben ser inferiores a los costes de la situación actual, pero para llegar a este punto debe haber voluntad, por ambas partes, de renunciar a algunas de las que da origen al conflicto.

La figura del mediador es determiante. Tal como se afirma Mediara, «el rol de la persona mediadora es el de un facilitador, quien recoge inquietudes, traduce estados de ánimo y ayuda a las partes a confrontar sus pedidos con la realidad. En su rol, la persona mediadora calma los estados de ánimos exaltados, rebaja los pedidos exagerados, explica posiciones y recibe confidencias». El mediador debe desarrollar su labor teniendo presente que en los contextos microsociales, en los que tiene que situarse, se mezclan lo afectivo y lo personal. 

Para poder realizar su trabajo, el mediador debe llevar a cabo un proyecto de mediación. Todo proyecto de mediación debe tener en cuenta algunos elementos: 
* Definición del conflicto. 
*Definición de los objetivos que se pretenden alcanzar.
* Descripción del contexto en el cual se desarrolla el proyecto. 
* Descripción de los actores presentes en la situación.
* Conocimiento de los sujetos de la mediación. 
* Acumulación de informaciones. 
* Planificación de una estrategia. 
* Elección del grupo negociador.
En la mediación, en tanto que fase de resolución de conflictor, intervienen factores tanto culturales como contextuales, por ello esta presenta algunas limitaciones, principalmente originadas por la existencia de un contexto cultural que no puede ser comprendido por el mediador, de modo que su trabajo se dificulta, pero también por un orden institucional que ralentiza el trabajo del mediador, pues debe adecuarse al funcionamiento etnocéntrico de muchas instituciones.  

Existen diferentes tipos de mediacion: educativa-escolar, familiar, comunitaria, penal, en sanidad, laboral, de consumo y civil-mercantil. Debido al alcance de la asignatura que estamos plasmando en este diario, en este blog nos interesa la mediación educativa-escolar y familiar. 



De acuerdo con la Junta de Andalucía, que pone en marcha los programas de mediación educativa-escolar en los centro públicos andaluces, la mediación escolar «es una técnica que se utiliza para resolver los problemas que se presentan en la convivencia entre chicos y/o chicas. En algunos centros también se usa para solventar las dificultades que surgen entre el profesorado, o entre éste y los padres y madres» (aquí). En cuanto a la mediación familiar, esta «es un método alternativo para solucionar problemas dentro del ámbito familiar, dado que evita el litigio, satisface las necesidades de las partes y refuerza la cooperación y el consenso» (aquí).

En los últimos años, el interés por la mediación ha aumentado debido a los numerosos casos de conflictos que se producen en las escuelas por el deterioro de las relaciones interpersonales familias-docentes-alumnos. Hace unos años, en 2012, la Universidad de Granada realizó unas Jornadas de Mediación: Soeciedad, Familia y Educación, sobre mediación que trataban de evidenciar la necesidad de que la legislación respaldara el trabajo de los mediadores. 


En cuanto a la mediación educativa-escolar, resultó significativa la publicación del Decreto 19/2007 de 23 de enero, por el que se adoptan medidas para la promoción de la Cultura de la Paz y la Mejora de la Convivencia en los Centros Educativos sostenidos con fondos públicos. A partir de entonces, la Consejería de Educación andaluza puso a disposición de los centros públicos el programa Escuela: Espacio de Paz, que trata de promover la cultura de la paz y valores y actitudes de convivencia. 

Además, desde la mediación educativa-escolar, destaca el portal EduAlter (aquí), una serie de profesionales están desarrollando toda una serie de materiales para promover una educación transformadora basada en los valores de la paz, el desarrollo y la interculturalidad. 

La comunicación familiar

Muy relacionado con los tipos parentales, los modelos de comunicación entre padres e hijos también resultan decisivos para el desarollo de estos últimos. Podemos diferenciar tres tipos de modelos comunicativos parentales: el estilo agresivo («yo gano, tú pierdes»), el estilo pasivo («yo pierdo, tú ganas») y el estilo asertivo («yo gano, tú ganas»). El modelo óptimo para la educación de los hijos es el modelo asetivo; no obstante, con mucha frecuencia los modelos empleados por los padres son el agresivo (la mayoría de las veces) y el pasivo (con menos frecuencia). Los modelos de comunicación no asertivos consisten en el empleo de estrategias inadecuadas para afrontar los conflictos interpresonales padres-hijos. 

El modelo agresivo consiste en criticar, juzgar y reprochar el comportamiento de los hijos, en lugar de tratar de ser compresivos, y contraatacarlos en vez de apoyarles y ofrecerles una solución óptima. A menudo, los padres que emplean modelos no asertivos de comunicación interrumpen y monopolizan las conversaciones con sus hijos, de modo que el diálogo entre ambos es imposible. La comunicación suele estar presidida por la hostilidad y la agresividad, ya que recurren a comentarios hirientes, a la ironía y al sarcasmo, en vez de emplar un lenguaje amable y afectuoso. Asimismo, estos padres suelen ordenar constantemente cómo deben o no deben comportarse, en lugar de ayudar a que sus hijos comprendan por sí mismos qué es lo correcto e incorrecto, así como tienden a hacer uso de generalizaciones («siempre-nunca») que no dejan margen de acción a los hijos. En cuanto al modelo pasivo-inhibido, este trata de evitar la búsqueda de soluciones cuando esta resulta muy complicada.

Frente a a los modelos no asertivos, nada aconsejables para la adecuada comunicación familiar, encontramos el modelo asertivo, que favorece la comunicación entre padres e hijos puesto que en él los primeros se muestran empáticos y respetuosos, saben escuchar y estimulan a su interlocutor para que hable de sí mismo con confianza y sinceridad. El modelo asertivo permite a los padres demostrar a sus hijos que se interesan por sus problemas, ya que le conceden el protagonismo en la conversación. Esto se consigue mediante la formunación de preguntas abiertas que invitan a los hijos a hablar y mediante el uso de un lenguaje claro, preciso y auténtico, como frases del tipo «me gustaría que...», en lugar de las aseveraciones «tienes que...». Asimismo, el modelo asertivo cuida el lenguaje no verbal, que a menudo comunica tanto o más que el verbal. Podemos considerar el modelo asertivo como una estrategia prevención vs reacción, puesto que permite la búsquead de soluciones que beneficien tanto a padres como a hijos («yo gano, tú ganas»). Para lograrlo, es necesario que padres e hijos encaren el diálogo con voluntad, compromiso y creatividad. 

Podemos relacionar el modelo asertivo con el estilo parental democrático; el modelo agresivo, con el autoritario; y el modelo pasivo, con el indiferente. Ahora bien, es necesario apuntar que un mismo modelo parental puede utilizar los tres modelos de comunicación en función de la situación en la que se encuentre, así como padre y madre pueden diferir en el tipo de comunicación que empleen para dialogar con sus hijos.

A pesar de que el modelo más beneficioso para la educación de los hijos es el asertivo, considero que no siempre resulta fácil aplicarlo. 

5/1/17

'Salvados': De hijos a padres

En el marco de la polémica huelga organizada por la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (Ceapa) para protestar contra la excesiva carga de deberes de los alumnos española, el 20 de noviembre Jordi Évole dedicó una de las entregas de su programa Salvados, subtitulado «De hijos a padres», a analizar este y otros aspectos relacionados con la sociedad, la familia y la educación.
 

El programa, que reunió a los distintos agentes que intervienen en el proceso educativo (madres, padres, equipo docente, alumnos, psicólogos, etc.), cedió la palabra a los propios alumnos del IES , quienes, dirigidos por el director y profesor de Filosofía Gabriel Fernández, reflexionaron sobre lo que supone para ellos ser adolescentes en el siglo XXI. Entre los temas abordados por los alumnos, destacaron la polémica de los deberes, la necesidad de disfrutar del tiempo libre, la obsesión de los padres por que sus hijos fueron los mejores preparados y la preocupación de los jóvenes por el futuro incierto, entre otros temas. 

En cuanto a los deberes, todos los alumnos coincidieron en que la cantidad de tareas que deben realizar en casa a lo largo de la semana les impedía tener tiempo libre para descansar o realizar otras actividades voluntarias, como practicar deporte o actividades artísticas. Además, los jóvenes señalaron que, por su propia experiencia, la cantidad ingente de deberes en realidad no cumple el propósito de afianzar los conocimientos.

Lo cierto es que, según la OCDE, España es uno de los países que más deberes manda a sus alumnos, quienes han de invertir una media de 6'5 horas semanales, mientras que el resto de Europa invierte una media de 4'9 horas. Para enriquecer el debate, Salvados reunió a tres madres y dos profesores (no es el momento de analizar el sexismo de esta elección, pero no debe pasar inadvertida la ausencia de padres y profesoras), que aportaron sus propios puntos de vista. Las madres, junto con uno de los profesores, coincidían en la necesidad de que sus hijos adquirieran hábitos de estudio y reforzaran los conocimientos trabajos en clase. Frente a esta opinión, profesor de Filosofía, y director del centro, llamaba la atención sobre la importancia de reducir la carga de deberes (o, directamente, eliminarlos) para fomentar una enseñanza significativa, y no cuantitativa.


Asimismo, Évole preguntaba a las madres si padres y madres no estaban llegando a obsesionarse por la crianza de sus hijos y por que estos fueran los más preparados, aun cuando los hijos se muestran reacios a inscribirse en determinadas actividades de refuerzo (repaso, idiomas extranjeros...) que les hacen acabar exhaustos. Las madres señalaban que, si bien ellas no obligaban a sus hijos a realizar ninguna actividad, sí consideraban imprescindible que sus hijos fueran a refuerzo de inglés para abrirse más puertas en el futuro. La pregunta era trasladada a los propios alumnos, quienes apuntaban que, aunque debido a dichas actividades su rutina llegaba a ser asfixiante, entendían que sus padres tan solo velaban por su propio bien. Unos pocos alumnos reconocían que estaban saturados por estas obligaciones y preferían pasar más tiempo en familia.


El programa entrevistó, además, al psicólogo Jaime Funes. El psicólogo reflexionaba sobre el impacto que tiene en los hijos la frustración y el cansancio de sus padres, quienes, para suplir la falta de ganas por comprender los cambios y las crisis exitencias propios de la adolescencia, tratan de proteger a sus hijos de cualquier mala influencia exterior y de reforzar sus habilidades académicas. Ante esta situación, Funes afirmaba que el adolescente de hoy en día «es un explorador reprimido: es alguien que quiere descubrir el mundo, pero tiene a adultos acojonados que le van diciendo "no, por aquí", "haz esto o lo de más allá"». En relación con esta afirmación de Funes, me viene a la mente la siguiente carta de un profesor que en los últimos meses se ha hecho viral en las redes sociales, y que ya plasmé en este blog:
Estimados Padres:
El semestre de sus hijos está próximo a terminar y las notas finales serán reveladas pronto. Sé que están ansiosos por saber su desempeño, pero recuerden que entre todos nuestros estudiantes hay algunos artistas que no necesitarán comprender mucha Matemática, empresarios que no se preocuparán mucho de la Historia o Filosofía, músicos cuyas calificaciones en Química tal vez no serán las mejores, deportistas cuyas aptitudes físicas serán muy importantes en su disciplina. Si su hijo no consigue las mejores notas no le quite la confianza en sí mismo ni su dignidad. Dígale que está bien, que sólo son notas, que aun así están hechos para cosas grandes en la vida, no les quiten sus sueños y talentos; hagan esto y vean a sus hijos conquistar el mundo.

Además, los profesores reflexioban sobre la intromisión de los padres en el proceso educativo. De acuerdo con los profesores entrevistados, en los últimos años los padres han perdido el respeto por la labor docente, ya que se entrometen en la forma de llevar a cabo las clases, cuestionan muchas de las decisiones tomadas por ellos y sobreprotegen a sus hijos. 

Aunque el programa no abordó los problemas del sistema educativo español en toda se complejidad y variedad, lo cierto es que tuvo el mérito de visibilizar en hora de máxima audiencia un tema raramente abordado por los medios, pero que a pesar de ello tiene un gran impacto sobre la sociedad. Al escuchar a madres, profesores y alumnos hablar, podemos sacar varias conclusiones: los alumnos llevan una rutina frustrante, marcada por la competitividad social, que, en muchas ocasiones, les impide disfrutar de su juventud; los docentes necesitan que su profesión sea más y mejor valorada por la sociedad, en general, y por los padres, en concreto; los padres exigen que los profesores comprendan que sus hijos están exhaustos; y, en definitiva, que solo mediante la acción conjunta de madres y padres, profesores y alumnos el sistema educativo puede mejorar y tener éxito. 

4/1/17

Claudio Naranjo y la educación transformadora


«Nunca hemos esperado menos de nuestra capacidad de cambiar el mundo en que vivimos, e incluso hemos perdido el entusiasmo de otros tiempos en el pensamiento utópico, hasta el punto en que nuestra situación se parece a la de los sapos que han sido puestos en una olla que se va calentando a fuego lento: algo que en nada les preocupa, pues su piel solo detecta cambios bruscos de temperatura. Sin embargo, por fin vamos entrando en una transformación que habíamos dejado de esperar, y que más bien nos asusta: hasta hoy solo hemos conocido revoluciones políticas e ideológicas, y lo que ahora ocurre es una revolución de la consciencia».
Claudio Naranjo

Claudio Naranjo (Chile, 1932) es uno de los psiquiatras y educadores que, en los últimos años, más están contribuyendo a la transformación de los sistemas educativos. Desde la teoría psicológica de la Gestalt, Naranjo defiende que la base para un cambio de perspectiva en educación es fomentar la educación integradora, en la que se aúnen intelecto, cuerpo, emociones y espíritu, y transformadora, para reconciliar a las personas consigo mismas.

La educación transformadora de Claudio Naranjo está dirigida a la totalidad del individuo, en lugar de concentrarse exclusicamente en su «cabeza», ya que, como él mismo afirma (aquí), el actual sistema educativo es «demasiado intelectual, institucional, individualista, patriarcal y poco humanística», en consonancia con sociedad que sigue siendo «machista y depredadora».

En su ensayo Cambiar la educación para cambiar al mundo, Naranjo sostiene que la educación actual funciona como un sistema de control de individuos, en lugar de ser un sistema al servicio de la liberación del ser. Para luchar contra esta creación de personas-robots, Naranjo apuesta por el «contra-control»: educar para la libertad y la autonomía.


Para llevar a cabo el cambio de paradigma en la educación, Claudio Naranjo se centra en el papel de los educadores, ya que son la piedra angular del sistema. Mediante el seminario SAT, Naranjo pretende que los educadores sean reeducados para desterrar las trampas del ego y de la falsa personalidad impuesta desde la infancia. La finalidad última de este propósito es que los educadores una comprensión más profunda de la condición humana, de modo que puedan integrar la didáctica, la pedagogía, lo terapéutico y lo espiritual en sus aulas. 

Siguiendo a Nicole Diesbach, la originalidad de la propuesta de Naranjo reside en los siguientes puntos: 




3/1/17

Emilio Calatayud, Juez de Menores


Emilio Calatayud, juez de menores de Granada, se ha hecho célebre en los últimos años por sus charlas sobre la educación de los jóvenes. Calatayud es el juez español de menores que más años lleva en el cargo y, por tanto, el que más sentencias aleccionadoras ha emitido. 

Aunque por su profesión el juez está en contacto con menores que han cometido algún delito, en sus charlas Calatayud reflexiona sobre la educación general de los menores y el vínculo entre estos y sus padres. Según el juez, los menores han perdido el respeto por sus padres y carecen del concepto de autoridad y deber que sí poseían los jóvenes de generaciones anteriores. 

Para corregir esta situación, que tan solo perjudica a los propios jóvenes y sus padres, Calatayud propone que los padres abandonen el estilo educativo menos democrático por un estilo educativo más autoritario en el que los jóvenes recuperen la conciencia de que también tienen deberes que cumplir fuera y dentro del núcleo familiar.

El juez propone reforzar la educación, la concienciación, la intervención de los servicios sociales y de los propios centros para reducir la delincuencia entre los menores y mejorar la eudcación general de estos. Entre las medidas que Calatayud propone para que los jóvenes respeten la autoridad de sus padres, el juez señala la necesidad de que los padres no se comporten como amigos de sus hijos, pues en ese caso el menor queda huérfano de la figura paterna; los padres violen la intimidad de sus hijos, si es necesario, para mantener el control sobre ellos; y no confundir una colleja aleccionadora con maltrato infantil, entre otras medidas. 

En la siguiente charla, Calatayud resume alguna de estas ideas: 



Fragmento de ua entrevista a Emilio Calatayud en El País (aquí): 

P. ¿Cómo tratamos a los menores?
R. Los menores son muy buena gente. Pero nos hemos equivocado con ellos. Hemos pasado de un Estado dictatorial a un Estado democrático, y en materia de menores no tenemos término medio. ¡Ni en materia de menores ni en muchas cosas! Nos ha dado miedo poner límites a nuestros hijos, por temor a que pasen lo que nosotros hemos pasado... Han influido también circunstancias que afectan a la familia: la mujer se ha incorporado al trabajo, se ha resentido la familia y los chavales han pagado las consecuencias. Les hemos dado muchos derechos, pero no les hemos trasladado deberes. Hemos perdido el principio de autoridad. ¡Hemos querido ser amigos de nuestros hijos!
P. ¿Y no se puede?
R. No, yo soy padre, y punto. Yo no soy ni colega ni amigo de mi hijo.
P. ¿Y qué es ser padre?
R. Amor, autoridad, respeto. Es muy difícil ejercer una paternidad en democracia. Yo no soy un padre democrático, yo no he mamado la democracia, yo la he aprendido; así que mi educación tiene muchos defectos de antiguo. Mi hijo estará más preparado que yo para educar a su hijo en ese término medio entre autoridad, flexibilidad y generosidad... Hemos sido la generación perdida: hemos sido esclavos de nuestros padres y hemos pasado a ser esclavos de nuestros hijos...
P. ¿Es consciente de que estas posiciones pueden ser tachadas de reaccionarias?
R. Muchos piensan lo que pienso yo, pero no lo dicen... A mí me han agradecido muchos chavales a los que he condenado que les haya puesto límites... Cuando castigo a mi hijo me quedo fastidiado, pero es necesario... Y cuando mi padre me daba tortas me decía: "¡A quien le duele es a mí!".

La familia como agente educativo (3): estilos parentales

Podemos diferenciar cuatro estilos educativos parentales: los padres democráticos, los autoritarios, los permisivos y los indiferentes. Cada uno de estos estilos posee unas características propias, derivadas de la actitud de los padres hacia sus hijos, y tiene consecuencias directas en la personalidad de sus hijos, especialmente durante la adolescencias. 

* Los padres democráticos son aquellos que presentan una actitud dialogante y establecen normas coherentes pero no rígidas. El estilo educativo de los padres democráticos se caracteriza por un alto grado de afectividad y comunicación, firmeza y exigencia. 

* Los padres autoritarios son aquellos que imponen normas a sus hijos sin mediar explicaciones («porque yo te lo digo»). El incumplimiento de estas normas suele ir acompañado de amenazas y/o castigos. El estilo educativo de los padres autoritarios se caracteriza por un alto nivel de control y una baja expresión de la comunicación y la afectividad hacia sus hijos.

* Los padres permisivos son aquellos que se pliegan a las exigencias y deseos de sus hijos. Su estilo educativo se caracteriza por presentar niveles muy elevados de afecto y comunicación, pero una ausencia casi total de exigencias. 

* Los padres indiferentes son aquellos padres fríos y distantes, con una escasa implicación en la educación de sus hijos («él aprenderá con el tiempo», «ya lo hará el profesor»). Su estilo educativo se caracteriza por un nivel de afecto y comunicación muy bajo y por la ausencia de normas. 

Las consecuencias de cada uno de estos estilo educativos sobre los hijos quedan reflejadas en el siguiente diagrama: 


2/1/17

La familia como agente educativo (2): tipos de familia

«La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado»
Artículo 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos
Además de por su evolución histórica, la familia puede ser clasificada en tipos teniendo en cuenta los miembros que la constituyen: familia nuclear, extensa o multigeneracional, reconstituida, monoparental, homoparental, adoptiva, etc.






Poco a poco, debido a los cambios sociales que se vienen produciendo en los últimos años, el modelo tradicional de familia nuclear está siendo sustituido por otros modelos. Este anuncio de Coca-Cola es una buena prueba de ello: 



Me gustaría deternerme brevemente en la familia homoparental. Las familias homoparentales son las más desconocidas, puesto que, al ser las menos reconocidas y aceptadas, resulta muy complicado determinar su porcentaje en España. Son, además, las más castigadas por la sociedad, ya que tienen que hacer frente a la homofobia y al modelo social heretosexista. Los prejuicios sobre los homosexuales se trasladan al modelo de familia que constituyen, de modo que muchos los consideran incapaces de formar una familia y carentes de habilidades parentales. Para desmontar muchos de estos prejuicios, en los últimos años se están realizando un gran número de estudios sobre las familias homoparentales. Un ejemplo es el estudio llevado a cabo por la propia Universidad de Sevilla (aquí).

En mi opinión, a pesar de que de se están produciendo importantes transformaciones sociales, que permiten una mayor acepción y visibilización del colectivo LGTB, aún sigue habiendo mucha controversia en torno a las familias homoparentales. Aunque desde 2005 en España los homosexuales tienen el mismo derecho que los heterosexuales a casarse y adoptar, lo cierto es que todavía existen muchas trabas sociales para la homoparentalidad. Hace unos días, de nuevo se habría la polémica en los medios con el padre Ángel, párroco de la iglesia de San Antón, en Chueca (Madrid), quien se ha hecho célebre por bautizar a hijos de padres homosexuales, a pesar del rechazo de la Iglesia ante esta práctica (aquí).

Aunque los detractores de este modelo de familia emplean numerosos argumentos, el más usado son las consecuencias negativas que puede tener en el desarrollo de la niña o el niño la ausencia de la figura materna (modelo de déficit). Los que se oponen a las familias homoparentales consideran que sus hijos presentarán un desarrollo psicológico alterado por carecer de los referentes maternos y paternos, serán objeto de marginación social y estarán predispuesto a las homosexualidad. Para poder alcanzar en la práctica los derechos que en la teoría ya les han sido reconocidos, los padres homosexuales han creado la Asociación de Familias Homoparentales LGTB, y hacen uso de las redes sociales y las tecnologías, como la plataforma Familias por la diversidad (aquí).

El problema de la homoparentalidad, que tiene más aceptación en mujeres homosexuales (quienes, además, pueden recurrir a las técnicas de inseminación artificial), se agraba entre los homosexuales varones. Para sortear las trabas que una gran parte de la sociedad pone a los hombres homosexuales para ejercer la paternidad, muchos gais se han visto obligados a recurrir a la maternidad subrogada, también conocida como  «vientres de alquiler», práctica que en España es alegal.

Desde mi punto de vista, parte del problema está en la poca visibilidad que este tipo de familia tiene en la sociedad. En los últimos años, los medios de comunicación están tratando de sacar de la sombra a las familias homoparentales. Dos ejemplos que me gustaría plasmar en este blog son el anuncio publicitario que hace unos meses lanzó El Corte Inglés, y que esta misma empresa eliminó debido a la presión ejercida por los ultracatólicos desde la página Hazte oír. El otro ejemplo es la serie estadounidense de televisión Modern family, quien apuesta por reflejar distintos modelos de familia, y entre ellos la homoparental, pero que también visibiliza otras cuestiones relacionadas con el colectivo LGTB, como la transexualidad. 





Por desgracia, estos son dos de los pocos ejemplos que visibilizan a las familias homoparentales que podemos encontrar en los medios de comunicación. Para que la aceptación de este modelo de familia sea mayor, es necesario que se normalice su situación. Espero que poco a poco el cambio se vaya produciendo.

La familia como agente educativo (1): la evolución de la familia

«La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado»
Artículo 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos


La familia constituye el primer núcleo social con el que toma contacto una persona desde su nacimiento. En los primeros años de vida, esta institución será de gran importancia para el crecimiento global del niño, su posterior ingreso en la escuela y su inserción en la sociedad, de modo que asienta las bases del desarrollo socioafectivo, personal, social, emotivos e intelectual del individuo.

La familia es una institución en constante cambio. El modelo preindustrial era mucho más extensa y sus funciones eran muy variadas: aseguraban la reproducción de la especie; conformaban una unidad económica de subsistencia, tanto de producción como de consumo; constituían una autoridad patriarcal; garantizaban la seguridad del grupo; y organizaban la defensa y la supervivencia. Durante esta época preindustrial, la familia era la encargada de diferentes tipos de enseñanza. En primer lugar, enseñaba a los hijos cómo comportarse dentro de la sociedad mediante la inculcación en valores; en segundo lugar, realizaba la socialización primaria; en tercer lugar, ejercía una considerable influencia sobre la personalidad de los hijos, en virtud de las múltiples relaciones familiares (con el patriarca, con entre hermanos y parientes, etc.); en cuarto lugar, realizaba una auténtica función de enseñanza informativa, aprendizaje del oficio, en relación con la división sexual del trabajo; y en quinto lugar, la familia se ocupaba del desarrollo de la personalidad y de la afectividad del niño (enseñanza informal), mientras que la escuela se ocupaba de la enseñanza formal.

Frente a este modelo de familia, en las familias industriales se están produciendo una serie de cambios respecto al modelo tradicional de familia: la familia extensa se reduce a dos generaciones; prima la familia nuclear, formada por un subsistema conyugal y filial; la prole es reduce a un número de hijo muy reducido; la familia dejó de ser centro de imputación económica; los miembros del sistema familiar trabajan de modo independiente con terceros; la función de seguridad y protección son desempeñadas por instituciones especializadas (tribunales de justifica, policía, etc.). Estos cambios se deben a la incorporación de la mujer al mundo laboral, el distanciamiento del lugar de trabajo/estudio/domicilio, la posibilidad de llevar a los hijos a la escuela a edades muy tempranas, los nuevos tipos de familia (monoparentales, divorciadas, separadas, reestructuradas, etc.), los anticonceptivos y nuevos tipos de fecundación artificial, la finalidad de la familia y sus funciones. 

Esta complejidad hace que la familia se apoye en otra institución, la escuela, para completar la labor de socialización y educación de la prole. El doble efecto socializador y educativo repercute en los niños en dos niveles complementarios: por un lado, la familia se ocupa de desarrollar la personalidad y la afectividad del sujeto; y, por otro lado, la escuela trabaja con el niño para impartir conocimiento y desarrollar los roles. En la actualidad, los docentes enseñan a los alumnos valores que la familia no tiene tiempo ni ganas de enseñar. ¿De qué modo influye esto en los niños? Crea problemas y contradicciones en su desarrollo. Así pues, tanto la familia como la escuela son dos agentes socializadores que deben trabajar en conjunto.